Nada que perder.
Pequeñas esperanzas que aún se pueden encontrar en los lugares más recónditos del corazón.
jeudi
Half.
El sábado es el día.
En el momento en que me mires, sentiré el peso de todo ese tiempo, caer sobre mí.
Ódiame más de lo que me odias ahora, por favor.
Superficial
Así, casi sin quererlo, empecé a temblar.
Tu figura se distorsionaba ante mí.
Notaba como el latido de mi corazón se ralentizaba.
Tu sombra se distanciaba y no era capaz de verte con claridad.
Veía mis manos, pero no controlaba sus movimientos.
Me vi allí sola, con la fría lluvia humedeciendo mi ropa, y penetrando en mi piel.
Delante de mis ojos pasó aquel último tren del que no supe cojer billete.
Entonces, dejé de respirar.
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