Se acabaron las sonrisas escondidas.
Se acabó esconderse tras las sábanas.
Se acabó sonrojarse mientras tus pantalones
se dejan perder contra mi boca.
Se acabó el no mirarme a los ojos.
Se acabó el evitar rozarme.
Cariño, las palabras se las lleva el viento,
pero tú esta noche serás mío.