No me preguntes como. No me preguntes por qué.
No intentes que te diga cómo ha podido volver a mi vida
y destrozarme todos los esquemas sin que apenas me diera cuenta.
No pretendas que te lo explique,
porque no lo sé ni yo.
Pequeñas esperanzas que aún se pueden encontrar en los lugares más recónditos del corazón.