mardi

Cinco mil cuatrocientos diez.

Cada segundo que pasa intento maldecir una y otra vez ese día.
Ese día en el que yo, ignorante e ingenua, lo eché todo a perder.
El día en el que, de un golpe, destrocé todo lo que habíamos construido durante 8 largos meses, que se me habían hecho demasiado breves.
Destrocé todos los momentos a tu lado, destrocé tu voz en las llamadas telefónicas nocturnas.
Destrocé los mensajes.
Las conversaciones tan tontas, que teníamos de vez en cuando, diciendo cosas sin sentido, pero que me hacían sonreir.
Lo destrocé todo. Y poco a poco, me di cuenta, que también me acabé destrozando a mi misma.

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