- Se acabó.
- ¿Qué? ¿Qué ha pasado?
- Ya se ha acabado todo, Laura.
Eran las ocho de la tarde cuando recibió la noticia.
Había sido un día normal. Ella era una chica normal, sin demasiadas preocupaciones, ni muchos quebraderos de cabeza. Aunque era raro para ella, aquella mañana se había levantado temprano para estudiar, y mientras se vestía, se decía a sí misma que aquel iba a ser un buen día.
Un buen día.
Se fue sin desayunar, como casi siempre, y pese a los gritos de su madre, salió de casa con una sonrisa puesta en la cara. Se puso los cascos, y caminó sin prisa hacia el instituto, llegando tarde, como siempre.
Hay ciertos detalles, en los que nunca repararías un día normal. Pero ella, ese día, percibió más cosas de las que el mundo podía ver.
Era miércoles, y había preparado la mochila con los libros del jueves.
En el examen de biología usó cuatro bolígrafos diferentes porque todos quedaban sin tinta.
Suspenso en mates.
Vaya, bonita forma de empezar un buen día.
Tarde en casa. Estudiando. O haciendo que estudiaba, bueno.
Siempre es más divertido mirar hacia la pared que leer todos esas párrafos aburridos
de los libros, ¿no?
Una llamada interrumpe el silencio de la habitación.
Una llamada interrumpe la esperanza, y trae recuerdos a la mente capaces
de sacar lágrimas. Una llamada te deja sin habla. Una llamada hace que te mueras por dentro. Una llamada mata todas las ilusiones construidas en meses.
Una voz femenina te cuenta que ha pasado, y en ese momento prefieres
olvidarte de respirar.
Vaya, bonita forma de empezar un buen día.
Tarde en casa. Estudiando. O haciendo que estudiaba, bueno.
Siempre es más divertido mirar hacia la pared que leer todos esas párrafos aburridos
de los libros, ¿no?
Una llamada interrumpe el silencio de la habitación.
Una llamada interrumpe la esperanza, y trae recuerdos a la mente capaces
de sacar lágrimas. Una llamada te deja sin habla. Una llamada hace que te mueras por dentro. Una llamada mata todas las ilusiones construidas en meses.
Una voz femenina te cuenta que ha pasado, y en ese momento prefieres
olvidarte de respirar.
Que intenso, da gusto leerte :)
RépondreSupprimerSea lo que sea no pinta nada bien... :S ¿Basado en hechos reales? Me ha dado esa impresión... Saludos.
RépondreSupprimerY es entonces cuando el mundo se detiene.
RépondreSupprimerOh dios, cuanta intensidad!!