Entre tú y yo, sólo una fina sábana.
Pensando, siempre pensando. Algún día se me van a quemar las neuronas de tanto pensar,
como diría mi abuela. Es cierto. Pero de momento lo único que me calienta la cabeza es
este sol que parece de verano aunque estemos en pleno abril. No sé en qué pienso, hace
tiempo que he dejado de saberlo. Quizá en ti, quizá en nosotros. O quizá en esa diminuta
hormiga que trata de arrastrar un pequeño trozo de cacahuete sin conseguirlo. Lo intenta,
una y otra vez, pero no es capaz, y al final se resigna y continúa su camino sola, sin nada.
No me da tiempo a seguir pensando, ya que tu sombra se acerca y veo tu figura caminar
hacia mí. Despreocupada, como siempre. Saludas sutilmente, en general. No hay tiempo
de pararse a más, porque te vas. Aún así, te da tiempo a soltar alguna frase de las tuyas,
de las que me duelen de verdad.
Pero eso tú no lo sabes.
Y creo que nunca lo sabrás.
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