Despierto presa del leve ardor de una gota caliente que se posa en mi vientre.
Abro los ojos, y la luz me ciega durante unos segundos.
Semidesnuda, sola y enredada entre las sábanas, yazco en una cama aún templada por el calor de un amor que aquí existió anoche. Una cajeta de camel rosa fucsia, posada en la mesa, y entreabierta, me invita a evadirme con el humo de mis últimos pensamientos.
Pero no puedo moverme. No quiero moverme.
Porque ya no queda nada más.
Laura,
Bonito texto :)
RépondreSupprimerNo queda más que el recuerdo de ese efímero amor de noche que se terminará desvaneciendo en el humo de mi cigarro*
RépondreSupprimerLas veces que se repetirán escenas de este calibre.
RépondreSupprimerHermosa foto btw
Buena foto y buen texto.
RépondreSupprimermoverse es como seguir despues de eso, y no es lo mejor :/ me gusta como escribiste esta vez :B
RépondreSupprimerbesos!