Pensemos en una gota. Una gota de agua. Una gota cristalina, transparente.
Tan pura y frágil como un pequeño resquicio de inocencia.
Tan brillante, como unos ojos negros, con los que no hace falta expresarse. Solo ellos lo dicen todo.
Hablan por sí solos. La mirada profunda, penetrante, que consigue desarmar cualquier pensamiento.
Hablábamos de una gota. La gota de agua fina y resbaladiza. Que todo el mundo conoce.
La gota salada, que resbala por las mejillas al caer. La que pone los ojos rojos, y te nubla la vista.
Las noches de lluvia hacen que piense en ti. Hacen que anhele tu presencia.
Hacen que mi cielo oscurezca hasta sumirse en el más profundo negro.
Impidiendo pasar cualquier rayo de luz.
Cualquier movimiento cálido.
Uff, ha sido intenso. Beijinhos.
RépondreSupprimerEsa gota de agua que lo es TODO y al mismo tiempo no es nada...
RépondreSupprimerEl análisis de las pequeñas cosas...
RépondreSupprimeruna entrada interesante..
TE SIGO!!